#Brasil
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Los desafíos y amenazas a los que se enfrentan los/as defensores/as de derechos humanos en Brasil siguen siendo muy importantes, especialmente para quienes trabajan en temas relacionados con la tierra, el medio ambiente, los pueblos indígenas, los derechos LGBTI, la corrupción y la impunidad. Muchos/as DDH han sido objeto de amenazas de muerte, agresiones físicas, arrestos arbitrarios y juicios. Preocupa especialmente el alto número de asesinatos, que tienen lugar en un contexto de impunidad generalizada.
Brasil también sigue siendo un lugar extremadamente peligroso para defensores/as de derechos de personas lesbianas, gay, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI), ya que se mantiene en la cumbre del ranking mundial de asesinatos homofóbicos, con el 44% de los homicidios ocurridos en todo el mundo. A pesar de que allí se realiza la Marcha del Orgullo anual más grande del mundo y que la Suprema Corte ha reconocido la igualdad de derechos para parejas del mismo sexo, el estado todavía debe poner en marcha políticas y leyes que penen los crímenes homofóbicos.
Aunque Brasil ha sido uno de los países pioneros al crear el Programa Nacional de Protección de defensores de derechos humanos, sigue enfrentando dificultades y muchos/as DDH encuentran que su modelo es poco sostenible y que presenta una serie de debilidades. Otro problema que enfrentan los/as DDH se refiere a un proyecto de ley sobre organizaciones terroristas que podría criminalizar movimientos sociales ya que define a la organización terrorista como "aquellas actos preparatorios y llevados a cabo responden a ideologías, políticas (...) y cuyo propósito es causar terror, que pueda poner en peligro a una persona, bienes, la seguridad pública o la paz social o forzar a las autoridades a hacer o no hacer alguna cosa".