Santiago Maldonado
Santiago Maldonado desapareció el 1 de agosto de 2017 en el contexto de una represión policial en la provincia Argentina de Chubut. El 17 de octubre de 2017 su cuerpo fue hallado su en el Rio Chubut, cerca del punto en el que se denunció su desaparición, en una zona donde ya se habían realizado previamente tres rastrillajes. Conmemoramos a Santiago, mientras pedimos un proceso legal e independiente en búsqueda de la verdad y la justicia.
Santiago Maldonado era un artesano profundamente involucrado con la comunidad Mapuche y la lucha por sus derechos ancestrales. La tierra que Maldonado y la comunidad mapuche intentaban defender durante la protesta había sido comprada por el empresario italiano Luciano Benetton, un empresario italiano.
Santiago Maldonado se unió a la protesta en solidaridad con la comunidad mapuche y exigiendo liberación de su líder Fucando Jones Huala. La represión policial incluyó disparos de balas y fue llevada a cabo dentro de la comunidad indígena por la Gendarmería Nacional.
Existen muchas teorías sobre lo sucedido a Santiago, incluyendo la propuesta de Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad de Argentina, que sugiere que fue apuñalado por un otro manifestante, o que se ahogó en el río Chubut, donde fue encontrado posteriormente. La sociedad civil, activistas de derechos humanos y su familia defienden que Santiago fue capturado y asesinado por la Gendarmería Nacional, apoyados por el mismo gobierno.
La desaparición de Santiago Maldonado motivó una resolución del Comité contra las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas para que el Estado argentino adopte «una estrategia integral y exhaustiva para la búsqueda y localización» y una medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con el fin de proteger sus derechos a la vida e integridad personal.
El hermano de Santiago, Sergio, lo describió como un nómada, una persona que amaba la naturaleza y el arte y no tenía tendencias violentas.
Aunque no se sabe exactamente cómo murió Santiago Maldonado, su historia ha dejado una marca que continuará resonando en el pueblo argentino durante los próximos años en su lucha por la justicia y una investigación independiente e imparcial.
Los defensores y defensoras de derechos humanos de la Argentina cumplen desde hace largo tiempo un papel fundamental en la búsqueda de la justicia transicional de ese país. El Premio Nobel de la Paz fue otorgado a Adolfo Pérez Esquivel en 1980 por su labor como defensor de derechos humanos que promovió la democracia y los derechos humanos en el contexto de las dictaduras en Latinoamérica.
En el último tiempo, defensores y defensoras han enfrentado nuevos riesgos, entre ellos brutalidad policial, hostigamiento judicial y opresión de comunidades indígenas.
