El ambiente en que operan los defensores y defensoras de derechos humanos en cualquier área de Bolivia puede ser bastante hostil: hacen frente a continuados ataques, amenazas y actos de intimidación. La falta de respuesta de parte del gobierno es particularmente preocupante y las organizaciones, en especial las que denuncian violaciones y abusos de los derechos humanos de parte del estado, han sufrido estigmatización y hostigamiento de manera constante. La sociedad civil también ha denunciado la falta de acción del estado boliviano en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación por las serias violaciones de los derechos humanos cometidas durante los 18 años de gobierno militar.