Máxima Acuña de Chaupe: Vigilada
Hacia fines de marzo visité a Máxima Acuña de Chaupe defensora del ambiente y del derecho a la tierra, en su hogar en la región de Cajamarca, Perú. La próxima novela gráfica que produciremos trata de defensores y defensoras del ambiente y el derecho a la tierra en riesgo, que cuestionan a las compañías extractivas. Máxima confronta con Newmont Mining (EE.UU.) y su contraparte peruana, Yanococha Maning, que están tratando de que se retire de su tierra para construir una enorme mina de oro, conocida como Conga.
Sus tierras están ubicadas fuera del camino que serpentea entre las montañas. El gobierno otorgó a las compañías Newmont y Yanococha la concesión de esta región, que Máxima está cuestionando actualmente ante la corte.
Para llegar hasta las tierras de Máxima, es necesario cruzar un puesto de control de la compañía de seguridad privada Securitas, contratada por las corporaciones mineras. Cuando la camioneta se detuvo para que bajásemos, lo primero que pudimos ver fue un recinto de seguridad con una valla que marca el límite de las tierras de Máxima. Dos guardias de seguridad salieron a ver quiénes éramos.
Todo el tiempo que permanecimos allí, alrededor de 48 horas, estuvimos bajo vigilancia. Cada vez que salíamos de la pequeña casa que Máxima y su familia mantienen en ese lugar, los guardias de seguridad se acercaban a la valla para observar, tomar nota y monitorear.
Para poder salir, debíamos tomar uno de los buses públicos que recorren el camino entre Cajamarca y Santa Rosa. Ahora bien, cuando llamamos para reservar asientos, nos informaron que el encargado de la compañía de seguridad había alertado a todos los conductores que si se detenían a levantarnos (y hay puestos de control instalados en ambos extremos del camino que pasa frente a la casa), los choferes no podrían volver a pasar por aquel camino. En la práctica, nos bloquearon el camino. Finalmente, caminamos por las montañas durante 3 horas, evadiendo los puestos de control, hasta alcanzar un vehículo privado que habíamos conseguido para llegar a Santa Rosa.
Dos días más tarde, cuando nos reuníamos con otros defensores/as del ambiente y el derecho a la tierra en Celedin, un pueblo vecino, supimos que la compañía de seguridad invadió las tierras de Máxima portando equipamiento antidisturbios, y que llevó consigo a habitantes de los poblados vecinos que apoyan las operaciones mineras para que desenterrasen los vegetales que había plantado el hijo de Máxima, acción que afectó gravemente las finanzas y alimentación de la familia. Esta fue también por lo menos la cuarta vez que la compañía de seguridad organiza algún tipo de ataque contra la propiedad después de que se presentan visitantes para ver qué pasa y manifestar su solidaridad con la familia.
La semana pasada, menos de un mes después de reunirme con ella en Perú, Máxima voló a San Francisco a recibir el Premio Goldman para la región de América. Entonó una canción sobre su propia historia de lucha y resiliencia. A pesar de que en el ámbito internacional se aclama su labor por los derechos humanos, cuando regresó a su hogar su esposo denunció actos de intimidación contra su familia.
En su última reunión de accionistas, Newmont Mining anunció que no planea avanzar con Conga por el momento, pero el hostigamiento y la vigilancia de Máxima y su familia continúan. Las cortes peruanas también la acosan y mantienen a su familia en un estado de inseguridad y vulnerabilidad financiera.
A pesar de todo Máxima está decidida a quedarse en su tierra, alentada por la solidaridad y el apoyo internacional. Sume su voz, firme esta petición para enviar un mensaje a Newmont Mining para que ponga fin a la acción legal contra Máxima.
Vea la nueva novela gráfica que presenta la historia de Máxima, y las de otros y otras DDH de todo el mundo, en el 2017.